¿Cuál es el fondo de inversión que más te conviene?

Horizonte temporal

Siempre hay que tener en cuenta el horizonte temporal de nuestra inversión o, hablando en plata, cuándo queremos tener de vuelta el dinero invertido en nuestra cuenta. No podemos pedir la misma rentabilidad a un fondo a un año vista que a cinco años o más. Cuanto antes queramos disponer de nuestro dinero, menos riesgo podremos soportar. Para ayudarnos, en el folleto del fondo está especificado el horizonte temporal recomendado.

El pasado no garantiza el futuro

Otro dato al que tenemos acceso es la rentabilidad histórica del fondo, es decir, cómo ha funcionado en los últimos años. Pero hay que tener claro que, si bien la rentabilidad histórica del fondo es un dato muy útil, que un fondo haya ido muy bien en el pasado no es garantía de que vaya a seguir yendo bien en el futuro. Si, además, ha habido cambios significativos en el equipo gestor del fondo, su rentabilidad se puede ver alterada significativamente.

No se pueden comparar las peras con las manzanas

Aunque nuestro primer impulso sea coger el fondo que más rentabilidad esté dando, tenemos que tener en cuenta más factores. El riesgo es otra variable a analizar. No es lo mismo que un fondo de renta fija nos esté dando un 1% a que ese mismo 1% nos lo esté dando un fondo invertido en acciones. El segundo está asumiendo mucho más riesgo y, en consecuencia, deberíamos esperar una rentabilidad mejor. Para ayudarnos un poco, la CNMV obliga a los fondos a poner un calificación de riesgo/rentabilidad en el folleto, desde 1 para los más conservadores hasta 7 para los más arriesgados.

El riesgo del fondo dependerá en gran medida del tipo de activos en el que esté invertido. Esto es la vocación inversora del fondo y solo deberíamos comparar fondos con vocaciones parecidas. Pero incluso dentro de fondos con la misma vocación, hay diferencias importantes que hemos de tener en cuenta. Por ejemplo, aunque dos fondos estén invertidos 100% en renta variable, uno puede estar invertido en bolsa española y el otro en bolsa americana, o pueden estar especializados en un sector u otro.

Índice de referencia

Para facilitarnos un poco la vida, los fondos suelen compararse con unos índices de referencia. Por ejemplo, el IBEX-35 es el índice de referencia para los fondos invertidos en la bolsa española o el índice Dow Jones para los fondos invertidos en la bolsa americana.

No es suficiente con comparar las rentabilidades absolutas de un fondo porque en épocas buenas se mete tanto dinero en los mercados que todo sube. Y al contrario, cuando todo el mundo anda desinvirtiendo, todo baja.

Para ver lo bien o lo mal que se está gestionando nuestro dinero, hay que compararlo con su índice de referencia. De esta forma podemos ver si los rendimientos que estamos obteniendo son mejores o peores que los del índice, que es la media de ese mercado en concreto.

Gestión pasiva o activa

Un fondo tiene costes de varios tipos (recomendamos mirar el TER porque incluye todos los gastos corrientes) y uno de los más importantes es la comisión de gestión: lo que pagamos a los gestores por ocuparse de nuestro dinero.

Pero, si los gestores cobran una comisión elevada por gestionar nuestros ahorros y luego resulta que la rentabilidad que consiguen va siempre por detrás del índice, probablemente es mejor optar por un fondo de gestión pasiva, cuya cartera replica al índice.

Como estos fondos no necesitan a tantos gestores y analistas tomando decisiones de inversión — algunos están incluso gestionados de forma automatizada — suelen cobrar menos comisiones.

Además de los gastos de gestión incluidos en el TER, algunos fondos tienes comisiones de contratación o reembolso que también tenemos que tener en cuenta antes de contratar ninguno.

Tu rentabilidad vs. la del fondo

Otro aspecto importante es que la rentabilidad que nosotros saquemos de un fondo depende no solo de cómo vaya ese fondo, sino de cuándo compremos y vendamos nosotros. Por norma, el rendimiento del inversor particular suele ser menor que el del fondo. Por eso es muy importante entender bien su estrategia para asegurarnos de que compramos y vendemos en un buen momento, con la información adecuada y la cabeza fría, y no arrastrados por el pánico o el entusiasmo.

Algunas conclusiones

Resumiendo, una vez que hemos decidido cuál es nuestro horizonte temporal y hemos definido nuestros objetivos en función de nuestro perfil inversor, tenemos que buscar un fondo con una vocación inversora y un perfil de riesgo/rentabilidad alineado con el nuestro. A continuación comparamos su rentabilidad histórica con la de su índice de referencia para ver si los gestores lo están haciendo bien o no, sabiendo que lo que hayan hecho en el pasado no es garantía de lo que vaya a pasar en el futuro. Por último, analizamos la rentabilidad neta, una vez descontados los gastos y comisiones.

Si no damos con un fondo que nos convenza, podemos optar por un fondo indexado, son los que imitan al índice, porque suelen tener menos comisiones lo que, como hemos visto, incide directamente en nuestra rentabilidad.

Conviene recordar que, aunque al principio no demos con el fondo perfecto, siempre podemos traspasar nuestro dinero de un fondo a otro con la ventaja de no tener que pagar impuestos.

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